viernes, 23 de diciembre de 2011

VIVENCIAS EN UN BUS . NOVELA CORTA ( XXIV)

VII

  Han pasado dos semanas y ya estamos en Octubre. Hoy vamos a ir a una de las excursiones más interesantes que pueda hacer este bus, ya que la gente que en él va a diario se conoce y los lazos entre todos van estrechándose cada vez más. han intimado mucho, y entre todos decidieron pedir el bus para pasar un día súper ajetreado. Por lo que ayer me contaron, primero van a ir a visitar la feria o “fira” de muestras. Los hombres naturalmente irán a la sección de maquinarias o electrónica, las mujeres.... ¡a todas partes, como Dios!, y si se nos antoja algo, pues no nos privaremos de ello aunque yo tengo la suerte de no tener “jefe” a quien enseñar el vacío de mi bolsa. Los niños hablan todos a la vez y dicen que quieren ir a ver juguetes... ¡Un desmadre!

Por la tarde hay un interesantísimo partido de fútbol al que hombres y niños quieren asistir, ya que además, el estadio del fútbol Club Valencia está recién construido, con unas instalaciones  modernísimas y a pleno rendimiento.

Subimos en la Plaza de España casi todos. Alguien viene con el pañuelo en los ojos a cada instante. Don Blas. Su hijo y su nieto le gastan bromas tratando de animarlo pero él no las escucha. Por cierto, que a este maravilloso matrimonio, formado por Paqui Moreno y Paco Rodríguez, me los presentaron el otro día. Son los dueños de la discográfica “Rodríguez Moreno” y los padres de un chaval fuertote y risueño que se llama Rubén  Darío y que no deja ni un segundo de hablar con Auxy.

Pero.... ¿qué veo? ¡La otra también viene! Llevo ya más de un mes sin acordarme para nada de ella, y ahora, ¡pásmate, ahí la tienes! ¡Y qué cambiada, qué cara más mala tiene la nena!, ¿le ocurrirá algo? Lleva un vestido verde, amplísimo,  con un escote que a poco que mueva el brazo le verán lo que no debería enseñar, pero a ella parece importarle un comino. Se sienta al lado de Toni, que, antes de coger el volante del bus, la abraza por la cintura y le susurra algo al oído. ¡Huy, pero si está mucho más gruesa!...

  Seguimos por la Gran Vía Fernando el Católico. A primeras horas de la mañana ya hace calor. El Río Turia adorna los numerosos y bellos jardines que pueblan esta zona, que para mí, es la más bonita de la ciudad. Los jardines ocupan casi siete kms. De cauce del río, y en ellos abundan todo tipo de flores y árboles. El Turia no es muy pródigo en agua en estas fechas otoñales; las mariposas revolotean nerviosas de flor en flor y alguna que otra golondrina pasa veloz por delante de nosotros en dirección al agua.

  Me preocupa don Blas, me asombra la mexicana; los dos tienen hoy mal día y los dos tratan de disimular, pero el caballero no puede.

Junto a él, ana Nellys trata de sonsacarle lo que le ocurre.
  --pero vamos a ver qué es lo que le ocurre a usted, don Blas. Sus hijos no se van a apartar de su lado, su nieto vendrá con nosotras a la gira que sólo será durante dos  meses y luego también lo tendrá usted a su lado; de momento no tiene que salir de su casa..., ¿porqué esa cara tan triste que dejaré de ver mañana y que me dejará un recuerdo nada agradable?
  El hombre se enjuga una lágrima, y, apretando la mano de Ana, le dice:
  --Precisamente eso es lo que me apena: todos os váis a ir y ya no puedo volver a veros nunca más. Uno va teniendo ya muchos años y muchos achaques, ¡quién sabe, Anita, si volveré a estrechar tu fina mano dentro de dos meses!
  --¡Naturalmente que la volveremos a estrechar!, ¿porqué no?
  --Quizá por esas tierras españolas encuentres al tortolito que te dé un nido y ya no vuelvas por aquí.
  --¡Ja, ja, ja –ríe ella divertida y emocionada a la vez- de eso no se preocupe usted, los tortolitos no me quieren, soy pobre, extranjera!...
  --¡Calla, criatura!, eres lo más dulce y bonita que he podido yo tratar en toda mi vida. Y además, de extranjera, nada, tú tienes ya el asilo en este país, por lo tanto eres tan española como los demás.
  La conversación siguió hasta que llegamos al recinto ferial. Después, yo ya no puedo contar lo que cada cual hizo dentro de él, mi labor es contar lo que ocurra en el bus, de modo que, hasta dentro de un rato.

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