sábado, 14 de enero de 2012

JÁBAGA SE QUEDA SOLO

Mi pueblo, mi querido pueblo natal, Jábaga,  se queda vacío. Cada vez más vacío, sin remedio.

A pesar de que algunos de los que se marcharon a la ciudad dicen que les encanta la vida en el pueblo, lo cierto es que cada año, por estas fechas, ya no queda casi nadie. Hay calles totalmente vacías, como la calle santa Teresa, que tiene muchísimas casas, pero todas cerradas.

No se oye un solo pájaro, no se ve a nadie a partir de
las cinco de la tarde cuando ya el sol se pone por el ocasoo...

Mientras que las ciudades se llenan de gente que ni tienen dónde ni cómo vivir. Pero tienen toda clase de servicios de  los que mi pueblo carece, y eso impide su repoblación.
Incluso pueblos más distantes de la capital, que en densidad demográfica eran similares a éste, se han llenado ahora de gente.

Es triste ver campos enteros perdidos, terrenos baldíos que antaño eran la principal fuente de vida de esta gente. Campos que antaño estaban llenos de cereal, patatas, verduras... O servían de pasto al numeroso ganado lanar que entonces había.
 
A veces me pregunto porqué hay tanto paro, tanta gente sin trabajo, cando hay un montón de terrenos que podrían ser explotados y dar de comer a familias
enteras, como en otro tiempo, máxime que ahora la maquinaria hace todo el trabajo que otrora hacía el hombre con su propia mano, de sol a sol.

Pero las cosas no son fáciles.  Hoy si no tienes maquinaria no supervives en el campo.

La maquinaria cuesta dinero, el dinero tienes que sacarlo de lo que vendas, y entre lo que obtienes de la venta y el coste de las máquinas no hay relación de las cuantías.

 Hoy como no te montes en plan empresa, es decir, con mucha inversión, con los medios tradicionales no se sale adelante, más bien, ya no arrancas.

Los que tienen un rebaño de vacas  o de ovejas de más de 30 cabezas, si son propietarios de buenos prados y si además tienen concedidas las primas de la Comunidad europea, se van defendiendo bastante bien, porque las máquinas no se compran todos los años.

 Tengamos  en cuenta que un tractor cuesta un pastón, pero el tractor mueve las sierras circulares para segar la hierba verde. Luego, con otros accesorios hacen unas bolas enormes con esta hierba, y con otros apropiados llamados pinchos, mueven estos fardos para cargarlos y descargarlos en las naves.

El tractor arrastra los remolques en los que se cargan productos y materiales diversos. También tiran de los arados, fresadoras, así como las llamadas cucharas que son una especie de pala para mover tierra, por ejemplo.

 Tú puedes trabajar para sembrar tus patatas, tus verduras y demás productos para comer, pero para obtener dinero para tus gastos mediante mucha producción y vender barato, que es la ley que rige, entonces no llegas.

O sea, el sistema agrario de pequeños agricultores que tradicionalmente venía rigiendo en España, país que tardó mucho en incorporarse a los sistemas agrícolas de otros países, ha muerto.

Los últimos labradores que se fueron jubilando aguantaron para conseguir la pensión, pero ya no tienen sucesión. Es más: algunos que tienen sus explotaciones bien equipadas, sus hijos suelen rechazar la continuidad en el campo, bien porque tienen carrera, bien porque han cogido algún empleo que le permite vivir de otra manera. No mejor ni peor, simplemente de manera distinta.

Los padres jóvenes con niños pequeños tuvieron que emigrar a la ciudad porque aquí no hay Escuelas.

 Los más mayores, obviamente, cada vez se marchan más a algún centro residencial o con los hijos, muy en contra de su deseo, que sería vivir toda su vida en su pueblo.

Lamentablemente, si los Gobiernos no lo remedian, llegará un día en que las ciudades se colapsen y los pueblos sean perfectos cementerios.
Deberían hacer mejor reparto.

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