domingo, 5 de febrero de 2012

Estoy aquí de nuevo :DÍA DE NUESTRA SEÑORA DE LA CANDELARIA EN MI PUEBLO


  Desde tiempos inmemorables, en Jábaga se viene celebrando la festividad de "la Candelaria", con una misa y posteriormente la rifa de una torta, -ahora tarta-. Me explico:
Cuando yo era una niña, he vivido este evento de una manera, y ahora, a mis 49 años, es bien distinto. Como tantas cosas, esto ha perdido su originalidad aunque todavía se conserva la tradición.
Antes, hace muchísimos años, las mozas del pueblo salían por las casas pidiendo todos aquellos ingredientes que pudieran conformar una gran torta: harina, huevos, azúcar... o bien, dinero para pagar por hacerla en el horno. Como había gallinas, la gente solía dar muchos huevos, también harina, por lo que se hacían unas tortas grandísimas que ocupaban toda una canasta de mimbre. Se vendían rifas, cuyos beneficios económicos siempre han sido para mantener la Iglesia.
Era costumbre, el día de la candelaria, echar las rifas en un talego y meter la mano y extraer el número que correspondía a un vecino, el cual era agraciado con la enorme torta. el vecino tenía por costumbre dar a probar la torta a otros vecinos o familiares, como era muy grande, la mayoría de la gente daba un trocito a cada casa.
  Naturalmente, con la marcha de la gente a la capital, el fallecimiento de los más mayores, la erradicación de gallinas de los corrales, y también la extinción de muchos hornos, esta forma de celebrar la festividad también se ha transformado y mucho.
Hoy día seguimos yendo por las casas pero ahora, vendiendo las rifas sin más. Ya no recogemos ingredientes, ya la torta ha pasado a mejor vida y lo que ahora se compra, con parte del dinero recaudado en rifas, es una "tarta", una tarta como la de cumpleaños, ni más ni menos, elaborada en pastelerías ya con tecnología moderna. Los ingresos por recaudación de rifas también son para la Parroquia. Y la costumbre de repartir dicha tarta ya ha decaído sensiblemente. ahora cada cual hace con su tarta lo que más le conviene. Ya no es tan grande, ni tan maciza como antaño. La ilusión por ir a vender las rifas, por esperar el día de la "suerte", ya es mucho menor.
Este año, y por razones de salud de nuestro Párroco, no se ha podido todavía llevar a cabo la rifa de la tarta, esperamos hacerlo el próximo domingo día 12. Veremos dónde cae la famosa tarta de la candelaria.
Lo que me aflige es ver cómo ha cambiado el evento en sí, cómo se va perdiendo poco a poco una de las tradiciones más antiguas de mi querido pueblo, ¡una de tantas!

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