domingo, 15 de abril de 2012

MI EXPERIENCIA EN SORDOCEGUERA (2)

 Totalmente desorientada, sin saber qué giro dar a mi vida, tuve que irme al pueblo con mis padres. En los primeros dos años de estancia allí no quería salir de casa, no podía seguir las conversaciones de forma fluida, me daba mucha vergüenza que me vieran los audífonos, y sólo me dedicaba a oír la radio o hacer algunas pequeñas cosas en casa. 


Pero así no podía seguir, y un día me planteé lo mismo que EL LUTE: ¡camina, o revienta! Como el haber reventado supondría otro gran disgusto para mi familia y nada me iba a solucionar a mí, decidí armarme de valor y tratar de seguir adelante con mi vida. Al poco tiempo y gracias a la ONCE, se organizó el primer encuentro de personas sordociegas de España, al que asistimos 12 personas sin más ayuda para comunicarnos que la familia nuestra o la de algún compañero que nos ayudó, fue maravilloso porque allí conocí a personas en mi misma situación y pude aprender el sistema dactilológic, con el que ya, en la primera CONFERENCIA ESTATAL DE SORDOCIEGOS ESPAÑOLES, también patrocinada por la ONCE al año siguiente, pude comunicarme con la mayoría de ellos sin problema.


A partir de ahí, se organizaron convivencias anuales en distintos puntos del país, conferencias estatales; se creó el servicio de guías-intérpretes, la Unidad técnica de sordoceguera, etc. Posteriormente se formó ASOCIDE que como ya hemos dicho es nuestra asociación de sordociegos en el país. Anualmente celebra sus Asambleas Ordinaria y Extraordinaria y eso es también un punto de encuentro, una ocasión ara vernos y cambiar ideas.


Aunque por la malísima situación económica del país, el bajón de la ONCE en sus ventas, y las escasísimas ayudas del estado, se han tenido que suspender las convivencias y conferencias estatales desde hace varios años, algo fatal para nosotros porque ya no podemos encontrarnos la mayoría. Para estos eventos se necesitan muchos guías-intérpretes que cuestan muchísimo dinero, se necesitan ayudas que no llegan...


Estamos más dispersos y distanciados que nunca. Pero cada uno de nosotros, desde nuestro rinconcito, luchamos diariamente para que se nos reconozca e integre en la sociedad, para que no se nos infra, ni sobrevalore, sino que se nos de el lugar que necesitamos ocupar como personas y como ciudadanos de la Patria. Es duro porque la mayor barrera nuestra es la comunicación, pero sabemos que si no somos nosotros mismos quienes salimos adelante, nadie nos va a sacar a la luz.

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