domingo, 27 de mayo de 2012

Enseñar al que no sabe es gratificante


Hola a todos:

Os preguntaréis a qué viene esto y qué os puede aportar o importar a vosotros lo que yo haga o deje de hacer.

Pero quiero compartir esta experiencia porque no sólo se va a contar lo malo que nos ocurra, digo yo que también lo bueno se puede compartir.

Como cada año, éste también  he estado 3 días dando los talleres de sordoceguera en Magisterio y enseñando al que no sabe, que eso sí que es obra de misericordia y seguramente me tengo el cielo ganado. El día 13 fue el examen e hice de conejilla de indias, con lo que se resintieron mis piernas pero bien de verdad.

Los talleres empezaron el día 29 de Marzo por la mañana y siguieron el 30 todo el día. El segundo día de clase lo pasé fatal con unos gases que me tuvieron todo el día con vómitos y sin probar bocado, subí y bajé cuarenta veces unas veinte escaleras o más, para que los alumnos aprendieran cómo deben llevaroos por ellas, así que no me digáis que no es para venir rota.

Además, era yo sola de sordociegos para que ellos practicaran conmigo el dactilológico. la profesora les leía textos y ellos me lo tenían que escribir a mí en la mano.

Acabé rendida, pero super contenta, porque vi cómo de 30 alumnos sólo suspendieron 4, y los demás sacaron unas notas estupendas. Me rodearon de mucho cariño, de besos y abrazos y muchas muestras de agradecimiento y dejaron escrito en sus exámenes que quieren ampliar las horas de aprendizaje para trabajar con sordociegos pero que por favor, siempre se recurra a mí para orientarlos y para convivir ellos con sordociegos.

Eso me levantó la moral a mil porque yo no estaba delante cuando lo escribieron, sino que me lo leyó luego la profesora. ¡Qué gratificante me resultó, de verdad!

A mí, mis profesores del colegio de Alicante me dejaron esa rica herencia de "enseñar de la misma forma que ellos lo hacían", es decir, volcada totalmente en mi labor y en la gente que tenía a mi cargo. Lo heredé de ellos y me va genial, llevo más de 20 años en esa actividad y lo hago una vez al año.

Llevé material propio: ordenador, braillelite, tablillas de comunicación, etc. para mostrarlo. Lo que más impactó -y algunos aún no lo asumen ni lo entienden- es el manejo del ordenador por mi parte. NO se lo explicaban, y si por ellos hubiera sido, habríamos pasado la noche en el aula viéndome desenvolverme por internet.

Bien, pues aquí dejo mi experiencia; espero no haberos aburrido demasiado.

María Jesús Cañamares.

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