miércoles, 6 de junio de 2012

VÍSPERA DEL CORPUS EN TOLEDO

El Corpus se empezó a celebrar a raíz de haber otorgado a la catedral el título de Catedral Primada, por lo que la persona más representativa de este acto fue siempre el correspondiente cardenal primado, como máxima autoridad religiosa. Otros personajes importantes son algunos mandatarios de la Iglesia, autoridades de las hermandades y cofradías y autoridades civiles y municipales.

Unos días antes de la fiesta empiezan las preparaciones tanto en las calles del recorrido como en la propia catedral. Las calles se cubren con los antiguos toldos que proceden de los gremios de tejedores y sederos. Las calzadas se salpican de plantas olorosas (cantueso, romero, tomillo). Los propietarios de las casas de todas estas calles adornan sus balcones con reposteros, banderas y otros ornamentos apropiados. La catedral también se ve engalanada con los cuarenta y ocho tapices flamencos del siglo XVII que se colocan en sus muros durante estos días especiales. Incluso son adornadas algunas calles contiguas a las del paso de la procesión, así como los patios de las casas particulares.

El día anterior al Corpus tienen lugar las distintas reuniones de los gremios y hermandades que celebran sus propios actos, como entrega de medallas o admisión de nuevos miembros. Sobre las once de la noche se hace una especie de ensayo con una comitiva oficial donde va el pertiguero vestido de negro, cuya medida de la vara corresponde a la altura que alcanza la custodia; este día va midiendo los espacios correspondientes para que nada impida el lucimiento del cortejo al día siguiente.




Por la tarde  es tradición en Toledo hacer un desfile de “gigantones” acompañados del monstruo mitológico llamado “La Tarasca”. ¿Qué es este misterioso ser llamado Tarasca?

Así narraba J. Moraleda y Esteban en 1894 en su obra “Fiestas Toledanas” tan curioso desfile:
“De antiguo, en Toledo y en otras poblaciones, viene la costumbre de utilizar para todo festejo público las enormes figuras de pasta y telas nominadas gigantones, gigantillas y tarasca. Los que en nuestra ciudad existían eran todas figuras alegóricas de escaso mérito artístico, por lo que se substituyeron en 1755 con los que hoy se conservan, que representan, los mayores, las cuatro partes del mundo ofreciendo al Creador los frutos de los respectivos países, y el Cid Rui Díaz; los dos más pequeños, de cabeza voluminosa, dos bufones, y la bestia del Apocalipsis –vulgo tarasca- con una dama en el lomo, a la que el pueblo llama Ana Bolena.”
En 2009 se restauraron varios gigantones que desfilan durante las fiestas del Corpus por las calles de Toledo, pero sin duda alguna el personaje más interesante y que despierta la curiosidad en los mayores y el pavor en los más pequeños es “La Tarasca”, ser mitológico de probable procedencia provenzal, como narra la leyenda de esta zona de la actual Francia:

“Según cuenta la leyenda, esta criatura habitaba en Tarascón, Provenza, y devastaba el territorio por doquier. Se describe como una especie de dragón con seis cortas patas parecidas a las de un oso, un torso similar al de un buey con un caparazón de tortuga a su espalda y una escamosa cola que terminaba en el aguijón de un escorpión. Su cabeza era descrita como la de un león con orejas de caballo y una desagradable expresión.

El Rey de Tarascón había atacado sin éxito a La Tarasca con todas sus filas y su arsenal, pero Santa Marta encantó a la bestia con sus plegarias, y volvió a la ciudad con la bestia así domada. Los habitantes aterrorizados atacaron a la criatura al caer la noche, que murió allí mismo sin ofrecer resistencia. Entonces Santa Marta predicó un sermón a la gente y convirtió a muchos de ellos al cristianismo.” (Fuente:
Wikipedia)
En Toledo, este monstruo tiene “cuerpo de galápago, alas de vampiro y cabeza de serpiente, que desprende humo por la nariz”. Rodriguez Bausá, en su “Toledo insólito” (Ed. Bremen, 2003), afirma que “desconocemos cuando apareció por vez primera este monstruo en la procesión, porque lo que parece claro es que, cuando el Papa Urbano IV promulga la Bula Transiturus, por la que se instituye la fiesta del Corpus, no existía en Toledo esta imagen."

Según Caro Baroja la tarasca representa la herejía vencida por la fe (…), siendo como una bestia del Apocalipsis con Ana Bolena en forma de muñeca inquieta montada encima, por ser esta mujer impulsora del cisma anglicano entre Enrique VIII y los católicos. A esta figura se la conoce como “tarasquilla”,  y es una clara alusión a sentimientos que deben ser desechados como la avaricia y el orgullo.

Carlos Pascual, en su magnífica “Guía Secreta de Toledo” (Al-Borak, 1976), afirma que “hasta no hace muchos años había una señora que mostraba la Tarasca en la Catedral, donde se guardaba hasta hace no mucho. Estaba encerrada en una habitación con los gigantes y cabezudos. El monstruo, sigue Pascual, desfilaba durante la procesión del Corpus asustando a los chicos y divirtiendo a los grandes. Mediante un resorte, abría sus fauces y agitaba la cabeza, mientras en su lomo rugoso giraba una muñeca desmelenada que la gente llamaba Ana Bolena. Un viajero francés del XVII, A. Brunel, la escribir sobre los muñecos y monstruos que desfilaban en los cortejos religiosos en España, decía del de Toledo:
“Me han hablado de otra máquina espantable que rueda ese día; la llaman la Tarasca, del nombre de un bosque que dicen haber habido en otro tiempo en Provenza, en el lugar donde está frente por frente a Beaucaire, a orillas del Ródano, la ciudad de Tarascón. Sostienen que era tan enemiga del género humano como la que sedujo a nuestros primeros padres en el Paraíso Terrenal, a la que los antiguos llamaron Behemont. Cuenta que Santa Marta la venció, sujetándola con su cinturón, por las oraciones continuas que para ello dirigió a Dios”.
Narra también la tradición que cuando los labradores veían este monstruo intentaban a los que la llevaban quitarles la caperuza, de ahí que se acuñara el calificativo de “Tragacaperuzas”.

Hace ya muchos años la Tarasca ocupaba un puesto destacado en el cortejo procesional, ya que lo encabezaba, despertando sentimientos de terror a los asistentes. En el siglo XVIII la Tarasca dejó de desfilar, prohibida, pero poco tiempo después volvió de nuevo a lucir su repugnante cuerpo durante el Corpus.

Hace algunos años tampoco desfilaba, debido a su mal estado de conservación. Fue el consistorio el que se decidió a recuperar esta curiosa tradición creando una copia, que hace pocas semanas se ha restaurado, junto con sus compañeros de desfile. El día 22 de junio de 2011, a las 19.30 horas asistimos de nuevo a su desfile por las calles toledanas, haciendo el recorrido de la procesión, eso sí, un día antes.


JAVIER

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